Personas encerradas

Hay personas que pasan largo tiempo encerradas en sí mismas y guardan celosamente las llaves para que nadie entre en sus vidas.

Sin darse cuenta, pasan todo el tiempo ocultándose de los demás, culpándolos de no comprenderlos. Señalan, a quienes les quieren oír, que son ellos, los demás, quienes no les permiten pasar. Así se van fraccionando y desprendiendo de la sociedad.

Les atribuyen al mundo la mayor cantidad de defectos posibles. Sin mirar todo lo que llevan escondido debajo de sus ropas. Desde sus preferidas prisiones saben reconocer imperfecciones de la humanidad, haciéndose expertos en la crítica.

Lo más asombroso es que ninguno hace por concluir tales diferencias con el mundo. Bastaría una mirada alrededor para saber que hay un único sol para todos. Es más productivo para el hombre insistir en comprenderse que en desentenderse, en unirse justamente a partir de las diferencias.