Este es el eterno dilema a la hora de encontrar el punto perfecto para ser sexy: ¿es mejor insinuar o enseñar directamente? Es una lucha interna que cada mujer tiene cuando se prepara para una cita o un evento donde le interesa acudir muy sexy para llamar la atención de alguien. Y es que ya es de sobra conocido que no por más enseñar se resulta muy sexy, saber encontrar la justa medida es clave para no pasarse y acabar resultado vulgar.

Se dice que la mayor parte de la comunicación es no verbal, sino transmitida con el aspecto y los gestos y movimientos. Es por esto que el vestuario tiene tanta importancia a la hora de salir a la calle, pues vamos a emitir muchos mensajes solo con las prendas que elijamos. Se suele pensar que las chicas que van enseñando más “carne”, con minifaldas de vértigo y escotazos de escándalo, son más guerreras y atrevidas, mientras que limitarse insinuar va asociado a ser más recatada. Pero no tiene por qué ser así, hoy en día en nuestra sociedad cada uno elige qué ponerse de acuerdo a qué es lo que más le gusta o qué intención tiene en cada momento, y conocer las claves para conseguir resultar sexy es lo que andamos buscando ahora.

La decisión que hay que tomar es si se prefiere poner las cartas sobre la mesa o dejar trabajo a la imaginación del otro con insinuaciones. Si buscamos llegar hasta el final con un hombre, posiblemente interese enseñar pierna o escote, o ambas cosas, aunque siempre existe la opción de combinar muchas insinuaciones para conseguir un efecto muy sexy sin enseñar nada. Si queremos atraer a la otra persona poco a poco, posiblemente sea más efectivo ir insinuando día tras día, para ir dejando claros todos los encantos que tenemos sin poner directamente toda la carne en el asador.

Algunas opciones que resultan muy sexis sin enseñar demasiado son: llevar un hombro al aire, usar una prenda con la parte de la espalda al descubierto, ponerse prendas ceñidas, decantarse por tonos rojos y el negro (los colores más sexis), una falda corta (sin pasarse) con unos tacones altos, alguna transparencia sutil… Son pequeñas opciones que, combinadas, pueden llegar a conseguir un efecto mayor que otras prendas demasiado pequeñas que, en ocasiones, son más bien incómodas. Sin embargo, la elección final es, obviamente, de cada una, dependiendo de cuál sea su objetivo.

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